Lo importante es que puedas parar y puedas reconectarte con vos mismo y con el momento presente. Para eso, podés adaptar la práctica del mindfulness a tu vida, de la manera que te quede más cómodo. Hay muchas maneras de practicar en la vida diaria.
Están las prácticas formales: meditar sentado, acostado, parado o caminando.
Están las informales que pueden ser: cocinar, limpiar, barrer, tocar un instrumento, hacer jardinería, escribir, entre otras.
Probá la que mejor le quede a tu vida y hacé de esto una práctica diaria de Mindfulness.