Ser generosos y agradecidos nos ayuda a enfocar nuestra atención hacia la paz, la alegría, la satisfacción y la calma.
Cuando ayudamos, nos sentimos bien.
Cuando alguien nos da una mano, también.
El agradecimiento también es una práctica que puede cultivarse a diario.
Una de las maneras para empezar puede ser cambiando nuestra relación con el “No tengo”, transformándola en “Tengo”. Enfocando la atención en agradecer lo que tenés, en vez de centrarte en lo que no tenés. Esto resulta una buena opción para experimentar gratitud y agradecimiento y eso enciende la generosidad.